miércoles

DADA es nombre de Ex_perro.**



 Walking Dead

He de admitir que me gusta el sano ejercicio fisiológico del caminar. Madrid es una ciudad idónea que se presta a patear. Quizás en la práctica de los pasos, se encuentra la noble tarea del observador.
Caminar en grupo es como el tour, un pelotón, un deporte. La escasez del color le resta  la lógica de la competición y la meta te convierte en un gemelo gastado; sin más afán que un primer día en el gimnasio. Pasear es un arte que se aprende robando el tiempo.
No hay pantalla más sutil que una parada, un cambio de sentido, cruzar, cruzarse, mirar; cerrar los ojos, mirar; sentir la luz en la piel, mirar lo que otros miran y no ven; esperar la señal, no correr, percibir la mañana a punto de contaminarse, no atajar, un café y salir al camino, tomar el tiempo, mirar.
Solo: en una charla constante con mi íntimo pensamiento.
Caminar sin el conflicto del destino es la tentación de el buscón.

Llegamos. 5,7 km, calló la tarde. Ya estamos con un pie dentro y otro fuera: metáfora de la asignatura. Caminantes en grupo, rebañamos la luz de la dehesa hasta caer en el asfalto que nos disuelve sin un mínimo adiós: metáfora de la academia. 



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